jueves, 19 de marzo de 2009

La Iglesia, la ley del aborto y el lince

Hace pocos días, la Conferencia Episcopal Española (CEE) presentó una campaña a favor de la vida y en contraposición a la reforma de la ley del aborto que el gobierno está preparando.
La campaña de carteles muestra la imagen de un bebé y otra de una cría de lince. Sobre el lince aparece un sello que dice "lince protegido" y el bebé dice: "¿Y yo? ... ¡Protege mi vida!". Según explicaciones de Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, obispo secretario general de la CEE, un lince está más protegido que un niño. Aunque hay personas que parecen no haberlo leído, Martínez Camino también ha dicho que "está muy bien que se proteja a los animales en peligro de extinción y la diversidad de la biosfera", pero "esta sensibilidad debe llevar también a proteger más a los que van a nacer, porque la vida del niño es del todo indivisible, y hay que tomar conciencia de la dignidad incomparable de toda vida humana".
Claro, las reacciones desde posiciones de partidos de izquierdas y grupos anticlericales no se han hecho esperar. "Agresiva e inaceptable" (PSC), "provocadora, agresiva y extremista" (CiU y PNV), el PP no opina excepto Fraga "El lince está más protegido que el hombre", etc., etc.
Pero hay algunas declaraciones que son dignas de destacar. Ecologistas en Acción: "Pedimos humildemente y respetuosamente a la Iglesia que retire esta manipuladora campaña por el daño que le van a producir a este animal, que sólo es una víctima más y que está a punto de extinguirse en el planeta en el que todos tenemos derecho a la vida". Los que manipulan son ellos. La Iglesia, ahora y siempre, por activa y por pasiva, ha defendido la vida de todos los seres vivos como obra que son de la Creación de Dios. Y explícitamente ha dicho que las especies en peligro deben protegerse. Además, si de verdad piensan que "todos tenemos derecho a la vida", aún no he les he oido ninguna declaración a favor de la vida y en contra del aborto. Lo que pasa es que la CEE ha metido el dedo en una de las mayores llagas de los llamados ecologistas (a los que yo pondría un examen de ecología como los que me ponían a mi en la carrera, a ver si aprobaban). Y es que los ecologistas defienden animales, plantas, recursos naturales, desarrollo sostenible, energías ¿limpias?, etc., pero no defienden la vida humana.
El director de la Estación de Doñana dice que, claro, hay que proteger al lince ibérico porque quedan muy pocos ejemplares, pero en cambio al hombre no hay que protegerlo, porque existe en el mundo una superpoblación de esta especie. ¿Y qué propone este señor? ¿un descaste?. Pues este descaste ("eliminación de individuos de una población animal para mantener su población por debajo de cierto límite") ya se está haciendo, de manera casi siempre silenciosa y, para mayor vergüenza, propiciando el negocio de unos médicos sin escrúpulos.
El blog "Ecología y Cristianismo" suscribe la campaña de la CEE, y ha suscrito también el "manifiesto de Madrid" de científicos, intelectuales y docentes contra la ley del aborto.


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